En los tiempos que corren, con las dificultades económicas que estamos atravesando, es complicado mantener el ánimo. La tan temida palabra “crisis”, sobrevuela sobre nosotros, llenándonos de miedos e inseguridades, y parece que aún no se vislumbra la salida del túnel. Pero bien se dice que una crisis puede ser una oportunidad. Todo depende de saber aprovechar el momento, y este puede ser un momento que nos valga para reflexionar sobre si administramos bien nuestro dinero. Tal vez nos demos cuenta de que no es así, y sea ahí donde radiquen nuestros problemas para llegar a fin de mes.

Si necesitamos apretarnos el cinturón, deberíamos primero valorar los ingresos y los gastos que tenemos. Estos gastos se podrían distinguir en dos categorías: gastos fijos y necesarios (la hipoteca o alquiler, la alimentación, la cuota del coche…), y gastos superfluos o prescindibles (el gimnasio, el ocio, la ropa…). La clave está en reducir estos últimos.